Emilia Rubio

Emilia tuvo la suerte de jubilarse con 58 años. Aprovechó entonces para viajar y conocer mundo. En uno de sus viajes descubrió Siria, y allí se enamoró de la cultura árabe que la llevaría a recorrer diversos países musulmanes así como a estudiar el idioma árabe. Últimamente ha solido pasar varios meses al año en Marruecos, donde acude a recibir clases. Mujer de firmes valores cristianos y practicante siempre que puede, se encuentra con el estupor de su entorno ante su querencia por el mundo árabe. Pero a ella no le afecta: “Tú estás loca”, me dicen. “Pues a lo mejor sí”, les digo yo. Y chimpún”. Se describe como una persona curiosa e inquieta. No ha tenido hijos, y quizá ese es el mayor reproche que se hace a sí misma: “De haber nacido 30 años después, hubiese sido madre soltera mediante inseminación. Pero en mi época eso no existía…”