Alberto es artista, pero no siempre lo fue. Hasta los cincuenta años no se sintió preparado para crear obras. Y eso que su capacidad de abstracción, como demuestra cuando dibuja uno de los muchos logos que ha creado en su carrera, es enorme. Una de las palabras que más repite Alberto es libertad. Y esa libertad se nota en la forma en la que disfruta de la vida, en cómo se ríe y en la curiosidad con la que sus ojos observan el mundo.

Conoce a Alberto Latini

Es brasileño y dice que no habla bien español, pero sí lo hace. Su castellano, un idioma seco, suena tan bonito porque se mezcla con la pasión del portugués.

También dice que es muy indisciplinado, no tiene una dirección cuando habla, pero sus palabras son un laberinto en el que merece la pena perderse. Porque lo importante es siempre el viaje.

Su padre era un intelectual. Transformó la cocina de casa en una biblioteca y comían rodeados de libros.

Responsable de la identidad de marca de numerosas empresas, creador del logo de fundaciones como Alicia y Guillermo para personas mayores, no ha dejado de trabajar. En unos días vuela a Nueva York. Les enseña creatividad a los directivos de las empresas para que miren al futuro, que es donde él tiene puesta la vista.

Dejó su profesión a los 50 años para convertirse en artista

Sí. Lo abandoné todo. Yo era empresario. Trabajé en muchas cosas en Brasil, incluso en comunicación. Fui también arquitecto. A los cincuenta años sentí que estaba preparado para hacer arte. Siempre me había gustado, pero creía que aún no era el momento hasta que, por fin, me dije: ahora, sí.

 

Aunque no eligiera el arte cuando era joven, su primera profesión está muy relacionada con la creatividad: se dedicó a la identidad de las empresas

A los 16 años me gustaban la comunicación y el arte. En aquel momento, mi padre me dijo que quería crear una empresa y yo le hice la identidad visual. Después me llamaron también otras empresas. Así me fui profesionalizando. Me gustaba. Las empresas miraban al pasado y yo quería que miraran al futuro. Les ayudé a hacerlo.

 

¿Y esto sin estudios?

 

A mí me interesaba el conocimiento, saber de todo, pero no estudié una carrera. Me interesaba la Bauhaus porque, por aquel entonces, ya tenía la mirada puesta en Europa. Fui a la Escuela Superior de Diseño Industrial de Río de Janeiro (ESDI). Toqué el timbre y pregunté si podía asistir a las clases. Me dijeron que tenía que hacer el examen para entrar en la universidad y les dije que no. No era eso lo que yo quería. Lo que a mí me interesaba era ir de oyente. Negocié con ellos y me aceptaron. Y ahí fui cogiendo ideas que luego se materializaron en los diseños.

LA PÁGINA EN BLANCO ES LA LIBERTAD ABSOLUTA

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Su vida es una vida orgánica, poco encorsetada. Da la sensación de que, profesionalmente, ha hecho lo que ha querido

Para mí la libertad es muy importante. Se le tiene miedo a la libertad, pero sin ella no somos nadie.

Te voy a poner un ejemplo. Hasta los catorce años me resultaba muy difícil escribir. No se me daba bien. Un día, un profesor nos dijo que escribiéramos una redacción. No nos dio pautas, solo nos dijo que escribiéramos. Yo me acerqué a él y le pedí que me guiara, que me diera algunos consejos. Él se negó. Debíamos crear desde la libertad absoluta. Fue difícil enfrentarse a la página en blanco, pero a partir de ese momento pude escribir de cualquier cosa.

 

 ¿Sobre qué escribió?

Sobre el circo. Relacioné la fantasía con el circo.

 

¿Y dónde estudió?

Yo me eduqué en un internado que utilizaba una enseñanza completamente libre. Tuve mucha suerte. Y no era, para nada, un caos. La gente confunde la libertad con la ausencia de normas. No es eso. Hay normas, pero hay margen para la creatividad.

 

La juventud actual reclama libertad, pero también la teme. Lo quiere todo rápido.

Me pregunto si eso no es una imposición de los padres. Cuando yo era niño no había tanta presión para tener éxito. Ahora no basta con ser bueno, hay que ser el mejor. Es una presión enorme. Yo tuve todas las posibilidades para educarme, pero no tuve esa presión. Escucho esa presión todo el tiempo.

UNA PERSONA ES BONITA POR LO QUE HACE, NO POR LO QUE NO HACE

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Ha comentado lo importante que es la estética para la vida. ¿Puede desarrollar esta idea?

La estética está en todo. En la moral, en la belleza. Cuando hablas de alguien y dices algo bonito de esa persona, no te das cuenta de que está hablando de belleza. Para esto es preciso entender la libertad y alejarse de la moral conservadora. Una persona es bonita por lo que hace, no por lo que no hace. Cuando dices que alguien es serio porque no bebe cerveza, entonces no estás haciendo uso de la estética. La estética es el sí. Esa persona es seria porque, por ejemplo, sí cumple con lo que dice. La sociedad no percibe que el sí es belleza, es estética.

 

¿La estética también está en la ética, en la forma en la que nos comportamos?

Mira, hay algo curioso y es que no es necesario enseñarles a los seres humanos la ética. No he conocido a un hombre que haya errado y no supiera en qué ha errado. Puede que esa persona nunca haya leído nada sobre ética, pero lo sabe. Ese conocimiento lo lleva dentro. La estética, sin embargo, es una cosa que no está en la sangre. Hay que enseñarla.

 

¿Qué tipo de arte hace?

Soy un artista minimalista. Trabajo en torno a lo mínimo porque en lo mínimo está la esencia de una idea, lo fundamental. La esencia está en la ausencia de ornamento. Ese tipo de arte no le gusta a todo el mundo. En el arte primero tienes que mirar y te tiene que gustar, tiene que vibrar contigo, decirte algo. Por eso mucha gente no lo entiende. Mira la obra y, antes de que le guste o no, pregunta ¿qué es?

Nos olvidamos de sentir

Totalmente. La gente quiere conocer, quiere saber qué es el cuadro que está viendo, qué representa. Estamos demasiado intelectualizados. Y una obra de arte debe emocionar.

 

¿Algún consejo para las nuevas generaciones?

Voy a darte dos. El primero es que la vida es una maravilla y hay que verla de esa forma. Es un regalo. Es lo único que tenemos. La única propiedad.

Lo segundo es entender que es posible, con todas las dificultades con las que uno se puede tropezar en el camino, encontrar la alegría. Porque la alegría es la que conduce a la felicidad.

 

Tiene mucho sentido. La alegría puede ser permanente y la felicidad, no

Eso es. Me di cuenta al escribir a mi hija, que vive en San Francisco, y decirle que tuviera muchas alegrías. Lo importante es descubrir en el día a día las alegrías, desde visitar el Prado hasta tomarte un café o quedar con un amigo. Hay que mirar esos momentos con alegría, mirarlos y mimarlos, porque serán ellos quienes te guíen a la felicidad.

ES LA ALEGRÍA LA QUE CONDUCE A LA FELICIDAD

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Continúa aprendiendo de los que más saben de la vida
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Clase: Paquita Fernández