Miguel es un artista polifacético que pinta lo que piensa más que lo que ve. Se podría decir que pinta con la imaginación. Quizá porque hasta los veinticuatro años, que le operaron de unas cataratas congénitas, su vista se había ido degradando hasta no ver a una distancia de un metro. Cuando tu mundo se convierte en un borrón, solo te queda mirar hacia adentro. Y después mostrarles a los demás ese interior.

Conoce a Miguel Estaña

Le gusta ayudar a los demás. Se hizo cargo de sus padres hasta que murieron y en las residencias da clase de manualidades. Guarda en su casa los cuadros que ha expuesto. También tiene una plaza antitaurina que fue la inspiración de un cortometraje de animación. Dice que se siente más joven que sus hijos.

Tú eres un artista polifacético. Pintas, tocas, escribes y haces esculturas, ¿crees que el arte puede transformar el mundo?

Sin duda. Para mí el arte es uno de los mejores instrumentos para transformar lo que sucede en el mundo. Porque es algo muy personal de cada artista y solo desde lo personal, mirando hacia afuera, se puede cambiar la realidad.

 

En tu vida has hecho y haces muchas cosas. Con toda esa experiencia que has acumulado, ¿qué podrías enseñarles a los jóvenes?

Básicamente les diría que hacen falta tres cosas en la vida: empatía, visión global y cuestionárselo todo.

 

Qué importante es la empatía, ¿verdad?

Por supuesto. Hay que aprender a ser empático para ponerse en el lugar del otro. La empatía no se enseña en los colegios y sería fundamental que se hiciera. Cuando, por ejemplo, alguien viene de otro país hay que ponerse en su lugar para saber lo duro que ha sido el viaje y hay que preguntarse por qué viene, por qué arriesga hasta su vida para marcharse de su tierra.

SIN EMPATÍA NO SE PUEDE MEJORAR NUESTRO MUNDO

Tuitéalo

Has mencionado también la visión global

Desde niños deberían enseñarnos a mejorar todo lo que hacemos. No para ser superiores a los demás, sino para superarnos a nosotros mismos. Y ahí entra la necesidad de tener una visión global por encima de políticas y de religiones. Si se tiene una visión global, si se va más allá de lo que uno sabe y de lo que te enseñan los demás, se pueden encontrar soluciones a situaciones complejas. Hay que alejarse del problema, verlo de una forma global para encontrar la solución.

Y también hay que cuestionárselo todo

Sí, para saber por qué suceden las cosas. No te puedes quedar sólo en la superficie. Tienes que bucear para encontrar la verdad.

 

Tu visión del arte es también global

Claro, es que para mí el arte no tiene por qué ser algo concreto. Puede englobar diferentes disciplinas. Por eso yo pinto, toco y compongo música, escribo… Los límites nos los ponemos nosotros porque realmente, si queremos, podemos hacer todo lo que nos propongamos.

 

Como, por ejemplo, una reunión de religiones. ¿Cómo fue aquello?

La hice aquí en mi casa. Y no veas el follón que hubo. Discutimos solo entre cristianos. Había musulmanes y ellos no dijeron nada. Lo que no entiendo es por qué los medios de comunicación no hacen lo mismo, por qué no fomentan estos encuentros.

 

Has hablado antes de cuestionárselo todo, ¿cuándo empezaste a hacerlo?

Cuando era niño, quizá porque mi familia era religiosa, era muy creyente, pero hubo un día en el que me di cuenta de que debía desconfiar de los dogmas. Ese día fue cuando un compañero de clase me dijo que los Reyes Magos no venían de Oriente. Que eso era una mentira creada por los padres y que eran ellos quienes dejaban los regalos. Y me dije: ¿cómo pueden mentirme mis padres? Si me mienten en eso, me pueden mentir también en todo lo demás. Y ahí fue cuando la duda me liberó, me ayudó a no darlo todo por hecho.

¿A ti en lugar de arruinarte la infancia, como les pasa a muchos niños, esa revelación te abrió el mundo?

Claro. Es que no hace falta mentir. A un niño se le puede decir que ese día va a tener un regalo que no se espera y ya está. Así mantienes la ilusión, pero si empiezas desde niño a mentirles, esos niños no te van a creer ya.

¿No existe entonces la mentira piadosa?

No, hay que decir siempre la verdad, lo que es real. Yo me resistía a creer que había vivido en una mentira. A mi amigo le dije: no te creo, mis padres no me pueden mentir. Me parecía imposible que ellos, en los que confiaban completamente, me engañaran.

En tu vida has tenido que enfrentarte a varios retos. Por ejemplo, la pérdida de visión, ¿cómo afectó esto a tu vida?

Tenía unas cataratas congénitas. Iba perdiendo visión poco a poco. Llegó un momento que no veía ni a un metro de distancia. Me operaron a los veinticuatro años. Ahora veo perfectamente, pero tuve que dejar de estudiar y de trabajar.

 

Imagino que el arte te ayudó, ¿está presente en tu vida desde la infancia o te ha llegado más tarde esa necesidad de crear?

Desde la infancia. Uno de los recuerdos más bonitos que tengo asociados al arte fue cuando estaba en el colegio y el profesor nos dijo que hiciéramos alguna manualidad para Navidad. Yo hice con cartulina los Reyes Magos. Cuando el profesor lo vio, lo colgó en la pared. Fue un gran premio para mí ese reconocimiento y me ayudó a darme cuenta de que se me daba bien crear.

Así que los Reyes magos, que más adelante supusieron ese desconfiar del mundo, también fueron los que te animaron a hacer arte

¡Sí! Se podría decir así, sí.

¿Y cuándo empiezas a enseñar a los demás tu arte?

Durante años di clase de collage en algunos colegios de Aragón. Ellos disfrutaban mucho con las tijeras, el pegamento y la cartulina. Ahora están construyendo una residencia de ancianos cerca de mi casa; iré a ver si necesitan que enseñe a los residentes a hacer manualidades.

 Tienes una plaza antitaurina en tu casa. ¿En qué consiste?

Es una instalación artística en defensa de los animales. En esa plaza se invierten los roles. Los toros son los que torean a los toreros. Han hecho varios reportajes sobre ello y también un corto de animación.

  Defensor de los toros y de la paz en el mundo, ¿te consideras un idealista?

Sí, porque soy de los que piensan que el mundo se puede cambiar para bien. El primer paso, como he dicho antes, es enseñarles a todos a tener una mentalidad global y, a partir de esa mentalidad, ante problemas globales podemos empezar a dar soluciones globales. Si no lo hacemos, solo podremos enfrentarnos a los pequeños inconvenientes del día a día, pero no a los grandes problemas. Esos requieren ir más allá de uno mismo.

HAY QUE DECIR SIEMPRE LA VERDAD, LO QUE ES REAL

Tuitéalo
Continúa aprendiendo de los que más saben de la vida
Continúa aprendiendo de los que más saben de la vida
Clase: Victoria García
#curiosidad #curiosidad