Alimenta tu curiosidad

Filosofía, historia, ocultismo, historia de las religiones… No hay tema que escape a la voraz curiosidad de Julián, quien lee de manera incansable para tratar de entender mejor, dice, el mundo en el que vive.

¿La curiosidad no se pierde con la edad?
Desde siempre he tenido mucha curiosidad. Cuando era pequeño leía unos comics que había que contaban pasajes de la Historia, y me fascinaban. Descubría tantas cosas… Me hablaban de tiempos y lugares muy lejanos que no es solamente que me hicieran soñar si no que me daban información muy valiosa para entender el pasado y también el presente, ya que para entender el momento actual en el que vivimos hemos de saber qué pasó antes, de dónde venimos.
Uno de los temas que más me impactó fue el de la civilización egipcia. Recuerdo perfectamente cómo un profesor nos leyó un libro sobre Egipto cuando yo era muy pequeño y desde entonces he sentido mucha curiosidad por Egipto. Sus ritos ancestrales, sus creencias… sobre todo he leído mucho acerca de la relación que aquella civilización tenía con la muerte o, mejor dicho, del concepto de inmortalidad que manejaban. Me ha hecho reflexionar mucho y me ha hecho plantearme cosas en la vida.
Precisamente por eso el viaje que recuerdo con más cariño fue el que hice a Egipto en compañía de mi hermano. Yo tenía 35 años. Y poder ver aquello con mis propios ojos fue una sensación que no olvidaré. Sobre todo me impactó la bajada por el río Nilo. Y pude advertir que aún en aquel entonces sobrevivían rasgos de la civilización egipcia sobre la que yo tanto había leído. Fue emocionante. Eso sí, me llevé un pequeño chasco al descubrir que los egipcios desconocían muchas cosas de su propia cultura. A veces, al ponerme a hablar con ellos, tenía la sensación de que yo conocía más sobre asuntos egipcios que ellos mismos. Desgraciadamente esas cosas ocurren en todas partes del mundo pero, aun así, me cuesta entenderlo…
Es curioso que de pequeños seamos seres curiosos por naturaleza y luego dejemos de sentir ganas de saber de contestar a la gran pregunta: ¿por qué?
Animaría a la gente a tener más curiosidad por las cosas que le rodean. Porque lo que yo siento es que hacerse preguntas es vivir con pasión, es tratar de sacarle todo el jugo a la vida. Es una actitud de búsqueda que se traslada a otros aspectos de tu vida. Lo contrario es la pasividad, y la pasividad acarrea verdaderos desastres para la vida de cada uno. Yo no me resigno. Quiero buscar, quiero ser proactivo. Porque he visto que, en la vida, quedarte de brazos cruzados sólo te empobrece. Acaba contigo.
¿Crees que la sociedad ha perdido curiosidad? ¿Nos hemos hecho más cómodos?
Me preocupa ver cómo muchos jóvenes no tienen curiosidad ni se hacen preguntas. El problema viene de la enorme comodidad en la que han crecido: cuando lo tienes todo, no te planteas nada. Por ejemplo, les veo viajar continuamente por el mundo, a cualquier punto del planeta… ¡han sido la primera generación en la Historia que ha podido hacerlo! Pero cuando viajan no se hacen preguntas, simplemente consumen lo que les ponen delante sin verdadera curiosidad por esa cultura. Eso es un error. Hay que reflexionar de manera crítica sobre el mundo en el que vives, hay que hacerse preguntas continuamente. ¡Me parece lo mínimo! Además, hoy en día con internet no hay excusa. Todo el mundo puede tener acceso a una cantidad enorme de información (que siempre conviene contrastar). Entonces, ¿cómo no vas a aprovechar esa oportunidad?
Me preocupa ver cómo, en realidad, no conocemos demasiadas cosas a nuestro alrededor. Simplemente nos creemos los que nos han dicho. Y creerse lo que te dicen no tiene ningún mérito. Esforzarse por buscar la verdad, sí. Y eso es algo que siempre hay que hacer: no dar nada por sentado. Tratar de ir un poco más allá. Creo que eso da muchas satisfacciones en la vida.
Si sientes que la vida te ha tratado bien, tienes la obligación de devolver algo. Dar siempre te enriquece.
¿Qué te aporta el conocimiento?
El conocimiento responde a tus dudas. Te enriquece como persona. El ser humano no hubiese llegado hasta donde ha llegado sin plantearse preguntas. Además, vivimos en comunidad y a la hora de relacionarse ese conocimiento es imprescindible. No vivimos aislados, por tanto, la información te permite relacionarte con los demás de una manera adecuada.
Mi consejo sería que hay que hacer un esfuerzo por tener conciencia del mundo en el que vives. Hay que tener una pasión. Tener una pasión te ayuda a tirar para adelante. Si no tienes una pasión, vas jodido. Y, al mismo tiempo, también es importante tener un vacío. Porque ese vacío hay que llenarlo. Y en el proceso de llenar ese hueco vas a encontrar cosas alucinantes. Es importante descubrir qué te gusta y dedicarle tiempo. Ilusiónate. La vida sin ilusión no es vida.
¿Has encontrado todas las respuestas?
No. Imposible. Por eso creo que nunca dejaré de hacerme preguntas. A mis 64 años, ni siquiera tengo respuesta para las más elementales: ¿dónde estamos?, ¿qué es esto?, ¿en qué consiste la vida? A partir de ahí, fíjate todo lo que me queda por descubrir…
¿Cuál es la mejor respuesta que has encontrado hasta ahora a tus preguntas?
Ser agradecido. Creo que eso es esencial, y sólo aporta cosas buenas. Una vez escuché a alguien decir: “cada día que te despiertas con vida, da las gracias dé por hacerlo. Porque en ese preciso día seguro que en el mundo muere un millón de personas. Pero tú no. Así que da las gracias por ello”. Y yo trato de aplicármelo.

